Lady Camile Albanier, hija del conde de Cromerton, empezaba a conformarse con su destino de solterona en ciernes, pues a sus veinticinco años seguía sin contraer matrimonio cuando nada más y nada menos que uno de los hombres más deseados de la sociedad pidió su mano en matrimonio.
Sí, lord Lucas Laydon, marqués de Galvert, había sorprendido a su familia y a ella misma pidiendo su mano, bien era cierto que no era una petición cargada de palabras de amor, de dulces halagos ni coloridas promesas, más, por el contrario, era una petición formal para un “matrimonio de conveniencia”.
Sin engaños, sin promesas tiernas ni dulces ofrendas acudía al altar, más, no por ello una chica no sueña con lograr el corazón de un esposo atractivo, seductor y experimentado. ¿Conseguiría aquélla joven que parecía avocada a la soltería lograr el corazón de su adusto marido? ¿Conseguiría derribar las trabas que él le había impuesto desde el mismo momento en que era declarada su esposa y a él su esposo? ¿Estaría él dispuesto a dejarse vencer por ella?
Quizás se había casado, pero el destino la había marcado como solterona y solterona sería o esa era la firme conclusión a la que la nueva marquesa de Galvert llegaría con pronta certeza.
TU ERES MI BARONESA 2
Lord Marcus, Barón de Varité, uno de los más deseados caballeros, tenía todo lo que se podía desear; Posición, fortuna, un aspecto que le granjeaba el deseo de las damas y la envidia de los caballeros…
Sin embargo, un error del pasado le perseguía e impedía lograr lo único que realmente deseaba; Una verdadera familia. Ver a sus amigos felices con sus esposas e hijos no hacía sino avivar su anhelo.
Animado por poner solución a su error y con ello lograr, por fin, remediar su soledad, decide pedir a lord Jillers, un lord americano con talento para investigar discretamente, que le ayude, pero ¿cómo imaginar que no solo solucionaría su problema inmediato, sino que sería también la solución a su soledad?
Su temeraria hija sería la que tendría su felicidad en sus manos, al menos cuando solucionase el engorroso asunto de averiguar quién, precisamente cuando había encontrado a su baronesa, quería matarlo.