lunes, 14 de octubre de 2019

Los Drakos,Tara Pammi

El Príncipe Indómito (serie Drakos 1)







Reclamaba a su heredero, el producto del desliz de una noche.

La había anhelado durante diez años, pero Nikandros Drakos, el príncipe temerario de Drakon, solo se permitiría una noche con Mia Rodriguez. Tenía que asumir las obligaciones que le reclamaba su país y que él le había negado durante tanto tiempo.

Sin embargo, cuando su ardiente aventura dio como resultado un embarazo inesperado, Nik decidió no descansar hasta que ese hijo pasase a formar parte de la línea sucesoria de Drakon. Para reclamar a su heredero, Nik tenía que conseguir que la rebelde Mia fuese su esposa... y su princesa.



La princesa desdeñada (Los Drakos 2) 







No había previsto el fuego devastador que brotaría entre ellos... ¡y que los uniría para siempre!

Eleni, princesa de Drakon, hija ilegítima y siempre desdeñada, anhelaba tener una familia. La oportunidad se presentó cuando un desconocido le robó un beso en un baile de máscaras. Gabriel Márquez quería que ella se ocupara de su hija... ¿sería la oportunidad de Eleni para llegar a un trato?
Gabriel, el mayor inversor en Drakon, se quedó atónito ante la descarada proposición de Eleni, pero un matrimonio de conveniencia sería ventajoso para los dos. Él conseguiría una madre para su hija y ella, el bebé que ansiaba.




EL PRÍNCIPE SIN CORAZÓN 3




¡Había encontrado a la esposa a la que había perdido hacía años!
Ariana Sakis abandonó a su marido, el príncipe heredero Andreas Drakos, al saber que sus sentimientos no eran correspondidos. Se ocultó durante diez años convencida de que estaba divorciada y decidida a que la pasión no volviera a hacer que fuese vulnerable. Hasta que el propio Andreas se presentó el día de su segunda boda y le comunicó que seguían casados.
Andreas, furioso por su traición, no iba a permitir que Ariana se le escapara otra vez. Se vengaría sentándola a su trono… y metiéndola en su cama. Sin embargo, el apasionado reencuentro estuvo a punto de desarbolar al sombrío Andreas, quien se dio cuenta enseguida de que el deseo era más absorbente todavía que el deber…
 




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