miércoles, 20 de noviembre de 2019

Serie El jefe B Crespo



NOVIKOV  1



Cristina llevaba trabajando dos años en la empresa del hermano de su amigo Mijaíl. Su vida era como la de cualquier otra mujer de veintiún años...
Tenía un empleo estable; aunque aborreciera al engreído de ojos grises que tenía por jefe. Ni más, ni menos que el propio dueño.
Tenía dos amigas a cual de ellas más descerebrada; aunque no las cambiaría por nada del mundo.
Tenía un confidente, único y leal; para ella Mijaíl era especial y lo amaba como si fuera su hermano.
Tenía un piso; pequeño, pero al fin y al cabo era lo que podía pagar.

Tenía lo básico. Gente que la quería, que la hacía reír y que si lloraba, también lo hacían con ella. Siempre se dijo que lo importante en la vida era rodearse de buena gente y saber escoger a los buenos amigos. En cambio, ella no estaba conforme, sentía que le faltaba el amor...

Deseaba tanto enamorarse, que encontrar un hombre que la quisiera, se había convertido en su prioridad. Por eso cuando su amiga Claudia le pasó un enlace de una página de Internet, no le vio nada raro, por el contrario, a pesar de tener muchas dudas; creyó que esa era su oportunidad de que el amor llamara a su puerta.
Tal vez, no debió a hacerlo...
Tal vez, habría sido mejor dejar sus manos quietas...
Tal vez, en ocasiones, estar sola es la mejor opción...




ARIEL 2





Ariel lo había perdido todo. Nada le quedaba. Encerrada en sí misma, solo hay hueco en su vida para los malos pensamientos que la hacen caer y caer cada día un poco más en una rutina donde su única prioridad, es callar las voces que desde que Dmitriy la dejó, la asolan.
No quiere a sus amigos cerca...
No quiere ayuda...
Simplemente quiere que el dolor desaparezca...




LA ORGANIZACIÓN   3




Era libre... Libre... ¿En serio?
No...
No...
Y no...
Vivir encerrada, con sus niñeras y dos melodramáticas como lo eran su madre y Coral, no podía ser el significado de la libertad... O por lo menos lo que ella relacionaba con libertad, no se parecía en nada a lo que estaba viviendo.
Tampoco le importaba, no después de descubrir, que una vida libre y lejos de la organización, era tener que vivir una vida alejada del hombre al que amaba con toda su alma.
¿Cómo iba a solucionarlo?
No lo sabía... Dmitriy había tomado una decisión, una que no le había gustado, una con la que no estaba de acuerdo y con la que no iba a cambiar de parecer por mucho que le repitieran; que todo lo había hecho por su bien.
Iba a volver... Tenía que hacerlo... ¿Pero cómo? Nadie estaba dispuesto a ayudarla, todos pretendían que se olvidara de él; incluso el mismo Dmitriy estaba dispuesto a hacer que le aborreciera para que entendiera de una vez... Que ya no podía regresar...
Bueno, la cabezonería, junto con el dolor y el rencor, eran un buen incentivo para seguir y no desistir. Y eso, era lo que iba a hacer, llegaría hasta las últimas consecuencias, agotaría todas las vías que tuviera, aunque al final; eso la llevara a tomar una mala decisión... Pero sería la suya, únicamente suya, y que nadie habría tomado en su lugar.



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